jonathan hernández

Andando, dislocados y fuera de lugar

14 septiembre - 18 noviembre 2023

 

Una persona se dirige a un lugar, su cuerpo se mueve lentamente

mientras que su mente se desplaza apresuradamente hacia el lugar

opuesto al que el cuerpo quiere/puede llegar.

 

Después del desastre no viene la calma, llega la incertidumbre, se instala en el paisaje y se convierte en moneda de cambio. Lo disfuncional pasa a ser funcional sin que nos demos cuenta.

El trabajo de Jonathan Hernández (Ciudad de México, 1972) ha funcionado siempre como una especie de registro crítico del presente más inmediato que igualmente genera lecturas sobre el pasado y el futuro. Sin evitar las situaciones incómodas logra, a través del humor y de una mirada aguda e irónica, poner sobre la mesa el absurdo del mundo que habitamos.

En los últimos años además, ha estado haciendo recuento de sus propios procesos y prácticas. Algo inevitable cuando consideramos que buena parte de su imaginario emana de los medios de comunicación y la representación del mundo que estos ofrecen, medios que a su vez se han transformado radicalmente en los últimos años.

Para su sexta exposición en La Caja Negra, y al hilo de la presentación el año pasado del proyecto Destiempo en colaboración con Isidoro Valcárcel Medina, Hernández nos ofrece un conjunto de obra articulado por una suerte de disyunción entre tiempo y espacio (entre el ser y el estar). Se trata de una reflexión sobre la extensión de ese desfase y la manera en que lo estamos asimilando. Sobre cómo vivimos en un cuerpo (individual, pero también social y político) que no encuentra del todo su lugar pero que se ha aclimatado a vivir en ese desencuentro permanente.

En términos de representación, las imágenes que hoy nos rodean han perdido sustancia en la misma medida en que se acelera su producción y consumo. No hay tiempo para el análisis crítico de la imagen y esta falta está sin duda ligada a la mutación del soporte hacia el campo infinito de lo virtual. Las obras que presenta Hernández son producto de una necesidad casi vital de devolverle cuerpo a la imagen, de recuperar para ellas algún sentido a pesar de su naturaleza efímera y pasajera.

Hay por ejemplo una significativa confrontación entre una pieza de la serie Vulnerabilia, hecha con imágenes recortadas de la prensa y ordenadas generando una narrativa visual dentro de los límites de su soporte, y el video Vulnerabilia (tapabocas) producido durante la pandemia exclusivamente con imágenes digitales y que funciona en un bucle continuo. La levedad de estas imágenes no tiene que ver exclusivamente con el soporte.  

En sucesión todas ellas conforman un poderoso comentario sobre la saturación de discursos politicos y la urgente necesidad de silencio. El video muestra un desfile de

gestos de personajes de la vida política enredados en su propia imposibilidad discursiva obligada por una situación de crisis.  No es casual que quienes más reacios se mostraron a utilizar el tapabocas públicamente fuesen quienes más abusan de la palabra y su valor de verdad como herramienta política.

En ambos casos, en el collage y en el video, el proceso de recopilación de imágenes es el mismo pero el alcance de la reflexión que provocan uno u otro soporte no es igual.

Se incluyen en la exposición además del video, esculturas y collages, algunos que inician nuevas series en las que el artista nos invita ahora a entender cada imagen de manera aislada y a leerla en relación a tensiones compositivas e incluso estéticas que las hacen volver sobre si mismas y nos piden una lectura más profunda que narrativa.

Se trata en cualquier caso de ver más allá de las imágenes y vislumbrar los pliegues invisibles de lo visible.

Jonathan Hernández (Ciudad de México, 1972) estudió artes visuales en la extinta ENAP de la UNAM (ahora FAD) y aunque se recibió con mención honorífica, nunca recogió su título ni diploma. Ha realizado distintas residencias, exposiciones y proyectos durante la otra era en México, Colombia, Brasil, Cuba, España, Francia, Alemania, Austria, Polonia, Inglaterra, Japón y claro, en Estados Unidos también. A través de su trabajo analiza el consumo y circulación de imágenes relacionadas al comportamiento humano, la comunicación y el choque del espacio urbano con el supuesto mundo natural. Con una mezcla de sentido del humor y crítica mordaz, Hernández invita a un diálogo que cuestiona la maquinaria y los simbolismos del poder. Fotografías, videos, instalaciones, textos y apodos forman parte de su trabajo y nutren su labor. Esta es su sexta exposición en La Caja Negra.